Mi gran descubrimiento: liberarme de mis ataduras internas es posible
Soy otra mujer que se reconocía desilusionada, incapaz de entender por qué, a pesar de que parecía tener todo lo que había deseado y por lo que tanto había trabajado, sentía una tremenda insatisfacción.
Decía que quería comenzar a hacer deporte, dejar de fumar, aprender alemán, aprender nuevos bailes, mejorara en el trabajo, pero no me movía; no daba ni un paso para conseguirlo. Me escudaba en que no tenía tiempo.
“Quiero ser dueña de mi vida”
Me sentía encorsetada, encajonada en una vida que en realidad no me satisfacía y me quejaba por todo. Menos mal que acumulé el malestar suficiente para que me empujase a pedir ayuda. Solicité el apoyo de una profesional de las emociones y las relaciones personales y, con el tiempo gracias a su guía y la base de seguridad que me ofrecía, comencé a tomar conciencia de lo que me estaba ocurriendo.
Comprendí cómo las distintas experiencias negativas, que sufrimos en la vida, hace que nos protejamos por propia supervivencia y creemos una coraza a nuestro alrededor que nos impide movernos.
Cómo me encajona tanta protección
Es como si por miedo a pasar frío te comenzaras a poner, primero una camisa, encima un jersey, después una chaqueta, y una americana, y una cazadora y un abrigo y un polar, bufanda, gorro, guante…, al final, frío no pasarías, quizás hasta pasarías calor de más, pero no podrías ni moverte, cada acción te costaría un trabajo enorme y tus músculos necesitarían muchísima energía para trasladar todo ese peso y se agotarían. Cada vez te sentirías más cansada y te moverías menos, y todo tu cuerpo se agarrotaría por la falta de movimiento. Esto lo explica muy bien Robert Fisher, en “El caballero de la armadura oxidada (hasta las tuercas)”.
Así que si quería sentirme ligera y ágil de nuevo, tendría que comenzar a liberarme de todas esas protecciones, comenzando por liberar el miedo que me había llevado a ponérmelas, comenzando por decidir que no las necesitaba.
Esa armadura esta formada por emociones que tenemos bloqueadas, por creencias que nos limitan, por sentimientos de culpa que nos tienen atrapadas, por preocupaciones sobre cosas que nunca pasarán.
La buena noticia es que puedes liberarte de ellas, no importa la edad que tengas, no importa cuántas capas de protección te hayas puesto y no importa que no tengas ni idea de cómo hacerlo.
Existen varias técnicas, todas muy eficientes, para conseguir esta liberación, aunque hay una que, desde hace algunos años, está teniendo mucho éxito en Estados Unidos y que también estamos utilizando en España. Se llama E.F.T. (Emotional Freedom Techniques), Técnicas de liberación emocional. Su éxito radica en la sencillez de su utilización y la rapidez de resultados. Es una técnica que puedes aprender a utilizar tu misma, una vez hayas descubierto el origen de esas protecciones.
Responde a, por ejemplo:
“bien, ya se que tengo falta de seguridad en mi misma, y ¿ahora qué?”