Motivar ¿para qué?

Motivar ¿para qué? 1ª Parte

Esta es la pregunta que se hacen muchas empresas ante la demanda actual de una sociedad cada vez más avanzada y más madura.

Hoy en día las organizaciones tienen muchas más responsabilidades que antaño. Antes solo se preocupaban de obtener los mayores beneficios posibles de la forma que fuera. No se tenía tan en cuenta las condiciones laborales de los trabajadores los costes sociales, ni ecológicos.

ahora los empleados tiene más información. Lo mismo pasa con los clientes que disponen de muchas herramientas para conocer, por ejemplo, el comportamiento de cualquier empresa para con ellos o con el medio-ambiente.

También están sometidas a más controles de calidad y seguridad, y tienen que responder a exigencias salariales y horarias externas a ellas.

De la misma forma, a los empleados también se les exige más formación, más habilidades, más dedicación, además de involucrarse y comprometerse en mayor medida con su trabajo y con los objetivos de la empresa.

Quizás por eso, he oído a muchos empresarios decir que, encontrar buenos empleados es difícil. Que no se hayan muchas personas preparadas y con ganas de trabajar, que sean eficientes y en las que poder confiar.

Sin embargo, en este país, hay miles de personas, buscando trabajo. ¿No es un poco paradójico?

Otra paradoja, ¿por qué a los dirigentes de grandes y medianas empresas les cuesta tanto adoptar programas de motivación para sus empleados a pesar de todas las ventajas que ello conlleva? Porque, de momento, siguen obteniendo beneficios sin necesidad de aplicarlos.

¿Puede una empresa justificar su existencia con el solo fin de obtener beneficios?

Afortunadamente, cada vez más compañías están proponiéndose objetivos superiores, que aumentan la valía de su empresa por encima del valor económico, adoptando una visión, una misión y un propósito que ayuda a construir un mundo un poco mejor.

En respuesta a la pregunta : Motivación ¿para qué?

Contestaría a la gallega: ¿qué quieres mejorar en tu empresa?

” Pues para eso”

Motivar ¿para qué? 2ª parte: motivar empleados desmotivados

Entrando en materia y ya buscando el tipo de motivación que queremos provocar, lo primero que hay que concretar son los beneficios que se necesita obtener con este programa, cual es el efecto que deseamos producir.

La motivación es el conjunto de motivos que hace que nos movamos en una dirección o en otra, es el estimulo que nos pone en acción. Esas razones siempre tienen que ver con satisfacer nuestras necesidades.

Los motivos principales que impulsan a todo ser humano se resumen en dos:

Buscar placer o huir del dolor

Y de entre los dos, el que impulsa con más fuerza es de huir del dolor.

Esto explicaría porque, a día de hoy, aun puede funcionar, momentáneamente, el estimulo negativo; es decir, echar la bronca, amenazar, sancionar, como fórmula para conseguir que los empleados hagan lo que quiere el jefe. Pero la des-afección que este proceder provoca en el trabajador hacia su jefe, o peor aun, hacia la empresa, a la larga tendrá repercusiones negativas.

En el caso de que la empresa quiera conseguir un determinado rendimiento de sus empleados: la práctica de dar incentivos y premios, funciona muy bien a corto plazo.

Si lo que se quiere conseguir es que los trabajadores permanezcan en la empresa: un buen sueldo, buenas condiciones laborales y un clima relajado lo conseguirán.

Pero si lo que queremos lograr es que las personas se involucren en su trabajo, se centren en lo que hacen, no miren el reloj para salir, sean responsables, tengan iniciativa, es imprescindible que disfruten con lo que hacen.

Este objetivo se consigue, con lo que llamamos, enriquecimiento del trabajo para satisfacer las necesidades más elevadas del ser humano: crecimiento y solidaridad.

«Al mismo tiempo servirá como reclamo de talentos y su permanencia»

Por supuesto el efecto rebote de todo este enriquecimiento será una mejora cuantiosa en el rendimiento, la productividad y los beneficios.

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